Jilguero
Los Mapas Cartógraficos guardan la mayoría de secretos de Costa Rica. Al parecer un grupo de exploradores y topógrafos me dejaron miles de claves para seguir.
Esta expedición es una de esas:
Río de laguna Jilgueros, conocido como el río Pénjamo. Hoy por las erupciones del rincon de la vieja, su color ya no es azul y la vegetación que rodea el río es diferente. La exploración documenta un momento único del río, 2 días antes de que el Volcán Rincón de la Vieja hiciera erupción.
No aparecía ningún rastro de la catarata en los mapas de Satélites de nuestra base de datos, nuestra única información era un mito que me había contado Julián un amigo que trabajo en la zona, según el existe un acceso a la laguna Jilgueros a través de Cataratas Azules.
Julián que había trabajado en el sector norte del Rincón de la Vieja estuvo 3 horas en las oficinas centrales de The Waterfall trail explicándome como hacer posible esta mítica ruta, y que hace muchos años la hizo pero no se acordaba bien de que nos podíamos enfrentar.
Todo fue una aventura, el lugar completamente solo, tuvimos que montar campamento de camino y esperar a que el clima mejorara. Durante horas escuchamos las tormentas de la montaña y casi suspendemos la expedición. Fue extremo enfrentar esta noche, los animales nos acercharon y la lluvia no paró.
El río amaneció azul, un azul que no había visto antes, piedras blancas, arenas grises y manchas rojas y anaranjadas rodeadas de un bosque de verdes intensos. Arenas de un desierto volcánico que conosco bien, los minerales del desierto tiñen al río.
Atravesamos cuevas de azufre que les llovían minerales blancos, cuevas formadas por un liquido azul. Estalactitas de azufre guindaban en las cuevas del cañón, tiñendo las paredes de blanco.
El río cambia de temperatura. Según como se sienta la montaña dicen los locales el río es más frío o caliente. Encontrábamos riachuelos calientes en las paredes laterales del cañón, focos de agua termal cada 300 metros. La Tierra del Volcán Rincón de la Vieja se siente caliente.
Seguíamos en la búsqueda del camino a Jilgueros. Pasando por cataratas de color azul profundo y pozas de azules que parecen falsos.
Había un problema. Estábamos durando demasiado porque el paisaje era tan hermoso que había que detenerse cada 50 metros a contemplar las vistas azules. Este color azul solo lo he visto en los ojos de una persona; nunca en un río. Es un color que al caminarlo da paz, solo podíamos reirnos de los que estabamos viviendo porque parece irreal.
Después de horas llegamos a la primera catarata, la nombramos Jilguero, y parece que uno puede caminar sobre el agua. Tiene unas rocas a la orilla del chorro que hacen que desde cierto ángulo parezca que se puede caminar en un espejo de agua azul.
Intentamos seguir escalando la catarata y fracasamos. Decidimos hacer una ruta nueva que parecía más sencilla y nos econtramos con un bosque de espinas venonosas.
Las espinas se clavaban en la piel como navajas, dejando en carne viva mis manos, el terreno era increiblemente dificil, impenetrable. El mito de llegar a jilgueros por las cataratas azules se desvanecía.
Logramos atravesar el bosque de espinas y nos adentramos en el cañon buscando otra catarata. El río era distinto, las piedras eran mucho más rojas, el agua empezaba a ser más fría y la noche se aproximaba.
Pasamos la noche contemplando estrellas a través de las ramas de los árboles escuchando tormentas eléctricas a la distancia. La noche fue amena con nosotros, pudimos observar las luciérnagas gigantes bailando hasta dormir.
El mito de la ruta hacia laguna jilgueros queda todavía en la lista de cosas por hacer. Algún día venceremos al bosque de espinas.
Todo en esta vida se puede llegar a vencer solo hay que realmente quererlo.