Río Blanco
El lugar que motivó a realizar el proyecto, hace 1 año exactamente decidimos hacer una expedición al río blanco buscando la gran catarata que nos había enseñado Pablo en su teléfono celular Nokia con bajísima resolución.
-¡Ella es la más alta de aquí!- Exclama Pablo
-¡Siempre que voy a la montaña me encanta ir a verla, hasta voy solo!-
Cómo costó contactar a Pablo, el hombre de las montañas, un ser humano igual a Tarzán, capaz de sobrevivir en el bosque 2 días sin comida, sin agua ni donde dormir. No siente frío, ni miedo , sale con su machete de su casa y siempre vuelve. En el pueblo es famoso, respetado por su conocimiento de las rutas antiguas para atravesar la selva densa del Braulio Carrillo, incluyendo la de carrillo y la antigua ruta a Turrialba, es conservador de ese secreto. Él es el que me enseña lo que conozco para sobrevivir las noches en la selva y es una pieza clave para la motivación del proyecto.
Pablo es mi baquiano en río blanco, las lluvias habían cambiado el paisaje lo que dificulta el acceso, pero después de 4 horas y media de caminata haciendo trillo, llegué a la catarata, en aquel tiempo fuimos Giancarlo, Felipe, Natalia, María Laura y yo. Forjamos una gran amistad y trabajo en equipo.
Después de un año vuelvo a este lugar tan mágico, esta vez somos Roberto, Luna y yo. Con 30 kilos de peso en mi espalda para poder llevar la comida tiendas y equipo de producción, se tenía un fin: Dormir en la catarata, y verla con la luz de la luna. Como siempre la caminata fue exhaustiva, larga y llena de grandes paisajes, pozas cristalinas, un par de tucanes y una culebra.
Hacemos el limpio para el campamento, instalamos el equipo de producción y tenemos todo el tiempo del mundo para ver la catarata.
Es algo especial estar ahí a las 4:30 pm , en la catarata viven miles de pájaros! Que a esa hora vuelven a sus nidos y hacen una fiesta de cantos que es contrastada por el paisaje nuboso, haciendo más visibles las aves.
-Hay momentos donde no se puede tomar fotos- dice Roberto.
Sostengo mi cámara en mi antebrazo y miro el bosque del Braulio Carrillo en su máxima expresión.
Después de horas de mirar a la catarata es hora de volver, hay un problema: no encontramos a Luna.
¡LUNA!, gritamos Roberto y yo.
¡LUNA, SE ESTÁ HACIENDO DE NOCHE!
No hay respuesta.
Me apresuro, busco mi machete y mi foco para buscar a luna.
No aparece, Roberto y yo estamos muy preocupados, por el hecho de que se está haciendo oscuro y hay demasiadas serpientes en el río.
Después de 45 minutos la logramos encontrar.
¡¿Luna… que hacés?!
La encontramos dormida a la orilla del río, en un trance viendo a los monos de montaña y pájaros hacer su show. Su sonrisa era contagiosa y nos echamos a reír.
¡ O luna que susto nos pegáste !
Empieza la noche. no para de llover, absolutamente todo está mojado, el equipo, la ropa y la comida. La noche es larga, fría por el viento de la catarata, es alucinante su sonido; el bosque cobra vida y se escucha muy fuerte lo denso que es la vida salvaje en Costa Rica.
Nos despertamos a ver el amanecer de la catarata, es impresionante. Desayunamos y partimos de vuelta, nos esperan con un gran almuerzo y bienvenida. Somos los primeros en dormir en esa catarata, los lugareños ahora nos guardan un gran respeto, nosotros a ellos y a la montaña.
Por más larga que sea la noche siempre hay un gran amanecer.