agrio
Hace 3 años vine a este lugar.
Hace 3 años no existía un sendero, no había huellas, nada. Eramos 3 amigos buscando cataratas: Felipe, Natalia y yo. Un día decidimos ir a caminar río arriba convencidos de que tenía que haber algo mágico, por más de 3 horas caminamos sin encontrar nada sobre el río agrio hasta que después de una curva vimos un pequeño chorro. Tristes no pensamos que había nada pero de pronto apareció la catarata.
-¡Pandora!-exclamó Felipe
Nos miramos y la felicidad era pura. Magia era lo que había en este lugar; una nube baja lo hacía todo más místico, palmeras de la era de los dinosaurios, ningún rastro de humanos y una magnífica catarata. Me acuerdo como si fuera ayer, era nuestro gran secreto hasta que un día me encontré una foto del lugar en internet, ya era demasiado tarde. Ahora es un negocio.
Decidimos visitarlo otra vez pero ahora Felipe, Luna y yo, sin machete ni cuerdas. Pagamos la entrada y caminamos.
Fuimos con un perro, lo que fue un error porque había un Colie que se puso a atacar al perro de luna intentarlo matarlo lo que puso un ambiente tenso. Nos siguió todo el camino y estaba desesperado por atacarlo, ladrando, aullando hasta que tristemente lo tuvimos que amarrar.
Todo había cambiado, ya no era verde puro como lo habíamos visto hace tiempo, ya el musgo no estaba sino era barro lleno de huellas de humanos. La catarata, su forma había cambiado por un derrumbe del costado izquierdo, había basura y personas.
Sin embargo la ida marca un nuevo inicio a una vieja amistad entre felipe y yo, ahora con una jacket roja y equipo para poder llevar a cabo este proyecto, y el inicio de una nueva amistad con Luna que se encuentra motivada a estar en paz con la naturaleza y que le aporta un gran lado artístico al proyecto.
El tiempo lo cura todo.